Jorge Cafrune
Por: Darío Valle Risoto
En la nebulosa casi mágica e irreal de mis momentos de la niñez desfilan un abanico de canciones del folclore argentino que mi madre escuchaba en la radio que teníamos en la cocina de casa. Ya casi adolescente escuchamos de la muerte de Jorge Cafrune pero la noticia no se volvió a mencionar porque eran tiempos en 1978 de dictadura y este gaucho nunca le cayó bien al poder... como debe ser.
Pero pasan los años y uno viaja a otros universos musicales y la memoria agazapada de pronto vuelve para ya más maduros poder decodificar no solo las excelentes composiciones en guitarra sino también esas letras tremendas, no solo de su autoría porque la figura inmensa y fantástica de Atahualpa Yupanqui le dio al mundo letras que ejecutaron tantos como Cafrune y que hoy comparto con ustedes.
Recuerdo también escuchar a Alfredo Zitarrosa en la casa de mi recordado amigo Juan Torradefló y el me decía que como Carlos Gardel era un tipo "Heavy" porque el metal no corresponde exactamente con andar electrificado y a los puros gritos, también tiene que ver con los cojones bien puestos y nunca bajar la cabeza a los poderosos. Por lo tanto mi humilde homenaje a Jorge Caffrune: Otro Heavy.
Atahualpa Yupanqui (letra y música)
Con su permiso via a dentrar
Aunque no soy convidao,
Pero en mi pago, un asao
No es de naides y es de todos.
Yo via cantar a mi modo
Después que haiga churrasquiao
Yo sé que muchos dirán
Que peco de atrevimiento
Si largo mi pensamiento
Pa'l rumbo que ya elegí,
Pero siempre hei sido ansí;
Galopiador contra el viento.
La sangre tiene razones
Que hacen engordar las venas
Pena sobre pena y penas
Hacen que uno pegue el grito.
La arena es un puñadito
Pero hay montañas de arena.
No sé si mi canto es lindo
O si será medio triste;
Nunca fui zorzal, ni existe
Plumaje más ordinario.
Yo soy pájaro corsario
Que no conoce el alpiste.
Vuelo porque no me arrastro,
Que el arrastrarse es la ruina;
Anido en árbol de espinas
Lo mesmo que en cordillera
Sin escuchar las zonceras
Del que vuela a lo gallina.
No me arrimo así nomás
A los jardines floridos.
Sin querer vivo advertido
Pa' no pisar el palito.
Hay pájaros que solitos
Se entrampan por presumidos.
Aunque mucho he traqueteao
No me engrilla la prudencia.
Es una falsa experiencia
Vivir temblándole a todo.
Cada cual tiene su modo;
La rebelión es mi cencia.
Yo soy de los del montón,
No soy flor de invernadero.
Soy como el trébol pampero,
Crezco sin hacer barullo.
Me apreto contra los yuyos
Y así lo aguanto al pampero.
Acostumbrao a las sierras
Yo nunca me sé marear,
Y si me siento alabar
Me voy yendo despacito.
Pero aquel que es compadrito
Paga pa' hacerse nombrar.
Si alguien me dice señor,
Agradezco el homenaje;
Más, soy gaucho entre el gauchaje
Y soy nada entre los sabios.
Y son pa' mí los agravios
Que le hacen al paisanaje.
La vanidá es yuyo malo
Que envenena toda huerta.
Es preciso estar alerta
Manejando el azadón
Pero no falta el varón
Que la riegue hasta en su puerta.
El trabajo es cosa buena
Es lo mejor de la vida
Pero la vida es perdida
Trabajando en campo ajeno.
Unos trabajan de trueno
Y es para otros la llovida.
El estanciero presume
De gauchismo y arrogancia.
Él cree que es extravagancia
Que su peón viva mejor.
Más, no sabe ese señor
Que por su peón tiene estancia.
Aquel que tenga sus reales
Hace muy bien en cuidarlos;
Pero si quiere aumentarlos
Que la ley no se haga el sordo.
En todo puchero gordo
Los choclos se vuelve marlos.
Y aunque me quiten la vida
O engrillen mi libertad.
¡Y aunque chamusquen quizá
mi guitarra en los fogones,
han de vivir mis canciones
en l'alma de los demás!
¡No me nuembren, que es pecao,
y no comenten mis trinos!
Yo me voy con mi destino
Pa'l lao donde el sol se pierde.
¡Tal vez alguno se acuerde
que aquí cantó un argentino!
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